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La construcción y la recuperación empresarial poscoronavirus




Si bien es cierto que la crisis del COVID-19 no tiene precedentes, no es la primera vez que las industrias han sufrido un golpe potencialmente irreversible en época reciente.


Durante la Gran Recesión la industria de la construcción debió enfrentar decisiones muy parecidas a las que enfrenta hoy, en esta época de recuperación empresarial poscoronavirus. Los resultados de estas decisiones pueden determinar qué empresas sobrevivirán y qué empresas prosperarán pasada la crisis del COVID-19. He aquí cinco reflexiones sobre cómo relanzar la construcción, aplicables tanto en ese entonces como ahora.


1. Aprender del pasado

La Gran Recesión, que para la industria de la construcción duró desde 2006 hasta 2011, dejó muchos cambios en su estela. También obligó a muchas empresas a cerrar.


Algunas aguantaron, resistieron los cambios, y lograron sobrevivir a duras penas. Otras, sin embargo, aprovecharon la crisis como una oportunidad para invertir tanto en sus empleados como en sus operaciones clave. Invirtieron en tecnología nueva y procesos innovadores, y gastaron recursos en la formación y mejora de las capacidades de sus equipos.


Luego, en 2010, la introducción del Apple iPad puso en marcha una revolución en la tecnología de la investigación para la construcción, con nuevas aplicaciones que permitieron un mejor colaboración entre la oficina y la obra. Pasada la Gran Recesión, esas empresas ahora muy innovadoras pudieron ver el enorme potencial de esas tecnologías en las que habían invertido. Y así prosperaron.


Por ejemplo, BIM (Building Information Modeling) estaba en su tierna infancia al iniciarse la recesión. El Informe de Mercado Inteligente de 2012 de Dodge Data & Analytics halló que la implementación de BIM en los sectores de la arquitectura, la ingeniería y la construcción aumentó en Norteamérica del 28 % en 2007 al 70% en 2012. En ese entonces, Stephen Jones, director superior de perspectivas industriales de  Dodge Data & Analytics, declaró: “Si bien puede parecer ilógico aumentar el gasto durante una recesión, las investigaciones indican que la industria sigue invirtiendo en un futuro más eficiente y productivo mediante la adopción de las nuevas tecnologías y procesos de BIM”.


Las firmas que dedicaron tiempo y esfuerzo a aprender e implementar el BIM y las herramientas de colaboración de campo en sus prácticas laborales estuvieron entre las primeras en recibir contratos cuando la economía comenzó a reverdecer. Y todo porque los clientes estaban buscando enfoques nuevos y más innovadores para gestionar mejor los riesgos y predecir los resultados con mayor exactitud. Según el Harvard Business Review, un estudio reciente de 3 500 empresas expuso que las ganancias de las que tomaron medidas globales en preparación para la crisis, incluyendo tácticas tales como la adopción de herramientas digitales, se cuatriplicaron durante y después de la Gran Recesión.

Las firmas que no aprovecharon la oportunidad de cambiar en 2008 pueden estar pagando las consecuencias ahora. Y muchas no podrán sobrevivir este último golpe.


2. Pensar con verticalidad

Las empresas que optan por prosperar en lugar de meramente sobrevivir una crisis a menudo capitalizan las oportunidades de crecimiento. Muy pronto la industria de la construcción —aunque esto sucederá más extensamente en otros sectores  también—  verá como las firmas se despluman entre sí. Habrá más fusiones y adquisiciones. Esto ocurrió durante la Gran Recesión. Y volverá a ocurrir con la crisis del coronavirus. ¿Por qué? Porque la integración vertical redunda en un mejor control y márgenes de ganancias más amplios.


Algunas empresas tradicionales de contratación general y gestión de construcción se fusionarán o añadirán departamentos a sus empresas, como arquitectura, ingeniería, fabricación o incluso desarrollo comercial. Esta transición hacia modelos comerciales con mayor integración vertical tiene sentido: se puede controlar la cadena logística, el proceso de planificación del proyecto y los resultados con mayor rentabilidad. Y los márgenes de ganancias suben a medida que aumenta la integración vertical.



En lugar de fusiones y adquisiciones al estilo tradicional, algunas empresas pueden considerar asociaciones con firmas nuevas o atípicas. Los ejemplos recientes del pasado año —como la asociación de JLL y Google para crear un asistente de oficina con inteligencia artificial; la asociación de Fluor con IBM Watson; y la  expansión de Ikea y Skanska de las urbanizaciones de casas modulares en el Reino Unido— demuestran la manera en que las firmas pueden reforzar sus negocios mediante la ampliación o la transformación de los servicios que ofrecen.


3. Utilizar las herramientas digitales con creatividad

El COVID-19 ha acelerado el uso de tecnologías que ya estaban permitiendo a empresas de toda una serie de industrias innovar y reimaginar la forma en la que usamos la tecnología y los datos. Por ejemplo, la tasa de creación de proyectos en Autodesk BIM 360 Design aumentó aproximadamente un 350% a nivel mundial desde que el ámbito laboral pasó de la oficina al hogar a mediados de febrero de 2020. Pero con ciertas obras de construcción paradas por períodos prolongados, muchas herramientas y tecnologías de todas las industrias se están usando de formas nuevas o imprevistas.


Por ejemplo, las inspecciones virtuales con cámaras de 360 grados y los recorridos por videocámara están manteniendo los proyectos al día. Las cámaras de supervisión de obras, los drones e incluso SPOT, el perro robot de Boston Dynamics, están ayudando a cada integrante del proyecto a mantenerse actualizado aun cuando no esté físicamente en la obra. Las integraciones ente las videoconferencias en Zoom y BIM 360 pueden optimizar la redacción de actas durante una reunión y mantener a los equipos bien organizados. Una combinación de presentaciones transmitidas en directo, vídeos pregrabados y animaciones en 4D están haciendo posibles ceremonias de colocación de la primera piedra de un edificio en las que es posible mantener el distanciamiento social debido. Aunque no todos los hitos de una obra pueden trasladarse a un formato digital, esta pandemia ha demostrado que muchas prácticas habituales de la industria están perfectamente listas para el cambio.


Este tipo de pensamiento revolucionario puede surgir de cualquier rincón. Los profesionales de la construcción son, por naturaleza, expertos en resolver problemas, y sus líderes deberán darles rienda suelta para permitir que esta innovación y creatividad pueda florecer sin miedo al fracaso. Las licencias digitales también admiten licencias poéticas que faciliten reimaginar ciertos procesos o respuestas a desafíos laborales que nunca antes se habrían considerado.


4. Pasar a permanentes los cambios provisorios

A medida que las empresas están empezando a estudiar la vuelta a las obras y las oficinas, los empleados se preguntan si existe la forma de mantener algunos de los modelos de teletrabajo que se han creado. Estoy firmemente convencida de que debería ser así.



Las empresas de construcción han tenido problemas de productividad durante décadas, y también con la atracción y retención de un plantel sólido y diverso. Esto se debe a muchas razones, pero una de las principales se relaciona con el estilo de trabajo en la construcción. El horario laboral es, por lo general, muy prolongado, las entregas son muy ajustadas y se trabaja bajo condiciones muy estresantes. Esta cultura ha provocado dificultades para atraer, retener y promocionar a la siguiente generación de profesionales de la construcción —en especial a mujeres e inmigrantes— debido a las limitadas y obsoletas posibilidades en sus carreras profesionales, reticencia a la innovación y falta de flexibilidad.


Pero el COVID-19 ha demostrado que crear flexibilidad no significa necesariamente una caída en la productividad. Cuando se crea mayor flexibilidad, el personal está más satisfecho y desarrolla nuevos estilos de trabajo. La colaboración puede mantenerse o mejorarse porque los grupos aprovechan la tecnología para resolver los problemas con rapidez y obtener respuestas en tiempo real. El beneficio adicional es el factor humano: si la tecnología, la innovación y la flexibilidad forman parte de la cultura de su firma, podrá atraer a un plantel más sólido, interesante y diverso.


5. Aceptar los sacrificios de crecer

A la industria de la construcción no le gustan los riesgos. Esto a menudo se traduce en un escaso deseo de cambiar lo establecido mediante la inversión en tecnología o innovación. Los proyectos pueden durar un año o más y operar con márgenes de ganancias ínfimos, lo que contribuye a un desgano de probar cosas nuevas. En cambio, el objetivo es completar el proyecto cuanto antes y con lo menos posible.


Si los responsables de las empresas de construcción no fomentan estos cambios y no acogen las transformaciones culturales necesarias, habrán desperdiciado una gran oportunidad. Dentro del sector, hace mucho tiempo que vienen hablando de estos cambios: la importancia de la adopción de tecnología, la implementación de herramientas, el intercambio de datos. En 2009 Andrew Wolstenholme repitió en su informe UK Constructing Excellence una frase acuñada por Winston Churchill: “Nunca desperdicies una buena crisis”. Hace más de una década, una lección clave de este informe fue que deben producirse cambios de gran envergadura en los modelos empresariales de la construcción para que puedan concretarse las mejoras deseadas de seguridad, calidad, comunicaciones, costo, tiempos y productividad.


Estos conceptos no son nuevos, pero este es el momento de hacerlos realidad. El COVID-19 está poniendo de manifiesto lo importante que será tener todas las piezas en el tablero, no solo para prosperar cuando el mundo se recupere de esta pandemia sino para asegurar que las empresas puedan hacer frente a la siguiente crisis que aparezca en el horizonte, sea lo que sea.


Fuente: Redshift

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