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El poder integrador de la arquitectura


Dice Martha Nussbaum que la arquitectura urbana crea formas de vida: algunas veces estimula la convivencia amistosa, otras veces la división. Y es que siempre hay factores de división en una ciudad: crimen, desempleo, lenguajes y costumbres que no entendemos, etcétera. Todos éstos se exacerban –o se mitigan– por el paisaje urbano. Pensemos en algo tan simple como la diferencia entre una zona con alumbrado público y otra que no lo tiene. Bajo este punto de vista, la arquitectura no es un mero aspecto decorativo o estético, sino que se vuelve un instrumento de política pública que genera formas de vida y cambia las formas de ver el mundo. Dos botones de muestra.

Cuando los británicos invadieron la India en 1857, lo primero que hicieron fue acabar con la forma de vida de Delhi, el entonces centro político y financiero del país (la capital, en ese entonces, era Calcuta). Los invasores debían imponer su poderío y encontraron en la arquitectura una forma de hacerlo. Así surge lo que hoy conocemos como Nueva Delhi; concebida bajo una idea imperial, con el propósito de generar un sentimiento de asombro y temor ante la población. Los arquitectos británicos planearon separar a la Nueva Delhi de la Antigua Delhi lo más posible.

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Para ello, la construyeron en un punto remoto en la parte sur –en lugar de aprovechar el centro urbano ya asentado-; la bañaron en un blanco prístino, dejando atrás los típicos coloridos mosaicos, y la atestaron de construcciones gigantes. Todo esto, desde la ubicación hasta la majestuosidad que reflejaba, transmitía una clara sensación de inaccesibilidad y exclusión a los “simples mortales”. Y es que, en ese asombro se alberga una sensación de jerarquía, es decir, de subyugación de unas personas sobre otras. A pesar de que se ha querido recobrar algo del antiguo espíritu de la ciudad, la fractura fue tan honda, que todavía hoy siguen dominando las mismas dinámicas de exclusión.

Otro cambio radical derivado de la obra pública se dio en Nueva York a mediados del siglo XIX. La construcción de uno de los parques más famosos del mundo, Central Park, cambió para siempre la vida de la ciudad. La idea fue de Frederick Law Olmsted, el primer arquitecto paisajista de Estados Unidos, quien hizo un viaje a pie por Inglaterra y visitó el primer parque público de aquel país: Birkenhead, en la Ciudad de Liverpool. Olmsted contrastó esa experiencia con los paseos que la gente solía hacer en los cementerios de Nueva York. El incómodo choque entre quienes paseaban por diversión y quienes enterraban a sus muertos era, para Olmsted, la manifestación del deseo humano de estar en contacto con la naturaleza. El arquitecto reconoció que un parque elevaría la calidad de vida de los neoyorkinos, así que lo diseñó e impulsó su construcción, transformando la vida de la comunidad hasta la fecha.

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Poco a poco el parque se convirtió en instrumento de integración. El transporte público redujo el costo de traslado para los trabajadores que vivían demasiado lejos; se construyeron áreas de juegos para niños y canchas para practicar deportes; se organizaron conciertos gratuitos en domingo, etcétera. Hoy Central Park es punto de encuentro para la comunidad y símbolo de identidad inconfundible de la ciudad.

Este tipo de esfuerzos se han visto en muchas ciudades del mundo. En la Ciudad de México, por ejemplo, el Bosque de Chapultepec, que había sido parque desde la época prehispánica, ha tenido una inversión cuantiosa en épocas recientes para convertirlo en un espacio de genuina integración. Por otro lado, una parte muy relevante de la estrategia de seguridad del gobierno federal, recae en el programa de rescate de espacios públicos, que se sustenta en la idea de que los espacios de encuentro comunitario son, a la vez, espacios de pacificación.

La lección es clara: el diseño de los espacios públicos afecta el comportamiento y las dinámicas de la población. El urbanismo no es sólo el gusto por vivir bonito; es, también, una necesaria vocación por procurar vivir en armonía.

Fuente: La Razón Mexico
Email: martin_mvp@yahoo.com
Twitter: @MartinVivanco

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