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Moda y arquitectura: cuando el edificio es el top model


Hemos visto mucha y buena arquitectura relacionada con la moda. Ghesquière presentó su colección Crucero 2017 para Louis Vuitton en el Museo Niterói de Niemeyer. Loewe realiza, desde la llegada de Jonathan Anderson, sus desfiles –y alguna campaña– en el edificio de la Unesco de Paris, proyectado, entre otros, por Marcel Breuer.

Pero Loewe ha realizado solo una campaña allí. La mayoría son desfiles, que sí se celebran en edificios totémicos. Nos hemos acostumbrado a ello. Esta semana Vetements presentó su colección en el lobby del Pompidou, de Renzo Piano y Richard Rogers. Otro desfile reforzado por la arquitectura.


También vemos con frecuencia editoriales de moda fotografiados en edificios potentes. Esto ocurre desde que la fotografía de moda dejó el estudio y salió a la calle, allá por los comienzos del siglo XX. Entonces, el acceso a los edificios no era un negocio sino un atrevimiento. Recordamos, con mucho vértigo, la imagen que tomó Blumenfeld de Lisa Fonssagrives en la Torre Eiffel. El recurso a la arquitectura como complemento de la moda es tan antiguo como la propia moda. La arquitectura se basa en lo que Vitrubio llamó “utilitas, venustas y firmitas”, es decir, utilidad, belleza y solidez. Eso a la moda le sienta bien.

Ahora pensemos alguna campaña que use arquitectura emblemática. Recordamos una memorable: la de la colección Otoño-Invierno 2015 de Loewe realizada en el Acueducto de Segovia. Más arquitectura y más emblemática imposible. Pero el monumento data del siglo II. Otra más: la de la colección crucero 2017 de Miu Miu en la Via Appia Antica de Roma, construida allá por el siglo cuarto de nuestra era. Estamos viajando en el tiempo demasiado lejos.

Campaña de Loewe en el Acueducto de Segovia.© Loewe

Busquemos imágenes más recientes, de edificios de los siglos XX y XXI. Se nos ocurre un nombre claro: Bottega Veneta. Y otro: Tomas Maier. La casa italiana fotografía sus campañas con artistas y, en ocasiones, en obras arquitectónicas potentes. Se trata del proyecto The Art of Collaboration, un empeño de Maier. Acaba de lanzar la edición de Primavera- Verano 2017, fotografiada por Todd Hido.



Este edificio es una obra de Paul Rudolph construida en 1989 en la calle 58 de Manhattan. Es, como la propia Bottega Veneta, funcional y sensual aunque tenga apariencia de seriedad. Un bolso de piel de esta casa y un salón del Modulightor cumplen su función con enorme sensualidad y ambos funcionan mejor en las distancias cortas. Esta campaña marca un doble aniversario: el 50 aniversario de la fundación de Bottega Veneta y el 15 de Tomas Maier como Director Creativo de la firma.

Un espacio de este edificio, el Paul Rudolph Duplex Apartment, se alquila para sesiones de fotos, visitas en grupos… No hay una imagen que pueda salir mal aquí dentro. Además, se puede visitar. Tomemos nota para la próxima visita a Nueva York.



Encontramos algún ejemplo más de campaña relativamente reciente realizada en arquifetiches. Stella McCartney ha elegido la casa E-1027 de Eileen Grey en la Costa Azul para la campaña de primavera verano 2017. Esta joya queda en un segundo término en las fotografías. Una pena.

La arquitectura brasileña es tan top model como Giselle Bundchen. Niemeyer sienta bien a casi cualquier marca. La Boyd House, la única vivienda que el arquitecto brasileño construyó en Estados Unidos sirvió de marco a la marca Oliver Peoples para la campaña “I love you LA”. Brasilia es otro caramelo arquitectónico. Ahí fotografió Lacoste su campaña del pasado verano. Brasilia siempre es un espectáculo.

Campaña de Longchamp fotografiada en el MAMO de Marsella.© Lognchamp

Otro ejemplo: a Longchamp también le gusta relacionarse con buena arquitectura. Fotografió dos campañas en dos localizaciones espectaculares; la de la colección PV 2013 se realizó en la antigua terminal de la compañía TWA del aeropuerto JFK de Nueva York, proyectada por Saarinen. El año siguiente la marca eligió MAMO, el Centro de Arte de Marsella situado en La Cité Radieuse de Le Corbusier. Lograr el equilibrio entre Coco Rocha, Aklexa Chung, las prendas y la arquitectura es difícil, pero en estas imágenes se logra. Ahora que tanto se reivindica el brutalismo lo vemos de fondo en algunas campañas. El problema de este estilo es que, si se fotografía de cerca, solo se ve…hormigón.

SI FUNCIONA, ¿POR QUÉ NO MÁS?
Los edificios emblemáticos, en su gran mayoría, no son de libre disposición. No podemos entrar en la Farnsworth House o en una casa del proyecto Case Study y realizar una sesión de fotos. Pertenecen a sus dueños o a fundaciones. Fotografiar una campaña allí es más costoso que hacerlo en una playa del Pacífico o en la piscina infinita de un hotel. La gran arquitectura está disponible, pero pagando. Esto es razonable.

La buena noticia es que no hay que pagar tanto. En Airbnb encontramos algunos edificios de grandes nombres que cuestan menos que una habitación básica de un hotel de muchas estrellas. Aquí la estrella es el arquitecto. La Casa Schwartz de Lloyd Wright se alquila desde 407 euros la noche. El precio no es un problema. A veces lo son más los permisos y la logística.

Uno de los edificios más fotografiados en las últimas campañas es La Muralla Roja. Este edificio anómalo e impactante fue construido por Bofill en 1973 en Calpe. Su color, su geometría y su aire de cuento ha aparecido en campañas de Delpozo, Reebok o Zara Home. Es, con su ubicuidad, el Karlie Kloss de nuestra arquitectura.

Y por alusiones, ya que hablamos de España, ¿qué marcas de aquí se atreven con la gran arquitectura patria? Pocas. La marca de complementos Zubi, de las hermanas Mercedes y Elena Zubizarreta, fotografió la campaña Otoño-Invierno 2017 en la Casa Ricarda o Casa Gomis, de Antonio Bonet, a las afueras de Barcelona. Esta vivienda es una muestra emocionante y singular del mejor racionalismo. Mercedes Zubizarreta justifica esta elección así: “desde hace años tengo una foto suya en el corcho, y la miraba con envidia. Soy muy fan de la arquitectura de los años 50 y 60, del racionalismo, y esta casa es un ejemplo de espacios útiles y buen diseño, que es lo que hace la buena arquitectura”.

Zubi y su campaña en Casa Ricarda.© Zubi

Estas dos hermanas, que acaban de lanzar una línea de hogar y se atreven a fantasear. ¿Dónde querrían fotografiar sus campañas? “Por pedir quiero la Villa Saboya de Le Corbusier, la Casa de la Cascada de Lloyd Wright, lo que sea de Mies Van der Rohe, de De la Sota... la casa de los Eames, la de Richard Neutra... Si alguien tiene enchufe con alguna de ellas que me llame.

Mercedes Zubizarreta concentra aquí el gran problema de este affaire Moda-Arquitectura. No es fácil acceder a ella y no suele ser un asunto económico, sino de gestión y de tiempo. El esfuerzo, sin embargo, merece la pena. La arquitectura añade fuerza plástica a cualquier foto, esa utilidad, belleza y solidez de las que hablaba Vitrubio.

Ese es, quizás, otro problema: el robo de protagonismo. Y da en la línea de flotación de la moda, siempre arrogante. Todo lo ajeno a la moda agita a la moda cuando, en realidad, es el nutriente principal. También hay otra cuestión de índole técnica: si se fotografía el edificio entero, los modelos y la ropa pueden perderse. Si se fotografía demasiado de cerca, es el sentido de la arquitectura el que puede perderse. Esto puede explicar por qué es peligrosa la amistad entre Moda y Arquitectura.



Fuente: Vanity Fair

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